Aquí os dejo el retrato que hice del perro Pimpi, un bodeguero que me encargaron como regalo de reyes para su hija.
Nada mejor que tener como regalo un cuadro de tu mejor amigo para colgarlo en tu casa y sonreír siempre al verlo.
Me encantó pintarlo, ya que era un cuadro de tamaño mediano en el que me podía explayar con mayor libertad y así poder dejarlo mucho más realista. Espero que os guste el resultado.
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